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miércoles, 24 de junio de 2015
SILENCIO
Al final, hacé silencio.
“Guarda silencio ante el Señor, y espera en él con paciencia; no te irrites ante el éxito de otros, de los que maquinan planes malvados.” Salmo 37:7 (NVI)
Silencio
Se ve que el salmista no tenía un buen día. Cuando vemos algo que no nos gusta o nos molesta, nos quejamos. El argentino es especialista en quejas. Si hubiera un concurso de quejas, saldríamos segundos por quejosos. En el partido de vuelta de octavos de final de la copa libertadores del 2015 jugaban Boca vs River. Con un empate o ganando River pasaba. Boca solo ganando.
Terminó el primer tiempo 0 a 0 y cuando los equipos volvían a jugar el segundo tiempo alguien tiró gas pimienta en la manga de River y cuatro jugadores quedaron afectados por el gas. Obviamente no podían jugar. El partido de suspendió y luego de unos días, se decidió castigar al cuadro Boca Juniors con la pérdida del partido y otras multas. La noticia fue bien recibida por el segmento de River, pero obviamente, muy resistida por la parcialidad de Boca. Pero todos se quejaban o porque la sanción fue muy leve o porque la sanción fue muy severa.
El salmista también se quejaba. Y era porque veía una gran injusticia. Los malos tenían éxito y prosperaban. Pero él, que era justo y recto, siempre la veía pasar de lejos. La queja del salmista era justificada. Racionalmente tenía razón. No era justo que a los malos les vaya bien, y que a los buenos les vaya mal.
Esto mismo que sentía el salmista es lo que a veces sentimos hoy nosotros. En el colegio todos se copian y aprueban las materias. Y si el cristiano por ser honesto no se copia (y tampoco estudió) es muy posible que de mal el examen
Es entonces cuando nos quejamos. ¿Está mal la queja? Yo creo que no, Dios es paciente con sus hijos y escucha nuestros reclamos. Enojados, tristes o justificados, Dios nunca se hace el sordo y nos recibe en su presencia con amor y respeto. El problema es que hacemos con la queja. Si tu enojo te lleva a desobedecer a Dios, eso es un problema.
Frente a esa realidad, Dios le recomienda al salmista y a nosotros hacer silencio y tener paciencia en Él. Aquel que conoce a Dios sabe que Dios es fiel y es amor. Podés quejarte un poco, pero al final, hacé silencio. Dios sabe que en las muchas palabras no falta pecado.
REFLEXIÓN – Al final, hacé silencio.
Un gran abrazo y bendiciones
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